NI CONTIGO NI SIN TI


Hace ya más de una semana que no sabe nada de Él. En el antebrazo y en el muslo aún tiene restos de un violeta intenso. El móvil de Él en la mano. "Ni siquiera se lo ha llevado". En la cara, unos ojos que son incapaces de esconder su amor; en su boca un "no lo pedonaré nunca más". Y la tristeza envuelve todos sus gestos. Sabe que aprovecha los momentos en los que ellos no están para entrar y hacer desaparecer todas las huellas de su regreso. Vuelve a tener un miedo intenso. David llora mucho y parece recriminarle en cada quejido que venga tantas veces a verme.
Recojo sus propuestas firmes ... pero sé que mi trabajo es inútil porque mañana vendrá y dirá que ha vuelto a casa y lo tendrá muy claro, continuará ayudándole.
En el Juzgado, un expediente abierto. Dos peticiones de 18 meses de cárcel cada una; una pequeña reclamación económica. La orden de alejamiento ya la retiró hace meses. Sabe perfectamente cuanto tiene que hacer para que a Él no le pase nada: no declarar en el juicio. Pero no sabe qué tiene que hacer para que no la mate.
Hoy ha encontrado preparado un hilo de acero y un destornillador. Hace días un martillo escondido en los contadores de la luz.
No tiene trabajo; no tiene capacidad de escuchar a su familia. Tiene 20 años y un hijo de dos años. un infinito "no saber qué hacer" y un Juez que ya no la cree.
Desde que entró en vigor la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género las denuncias por malos tratos han aumentado sobrepasando toda predicción. Si en un primer momento la protección judicial era inmediata ahora la duda fundada vuelve a amparar al acusado. Demasiadas denuncias retiradas con una simple comparecencia judicial de ella; demasiadas mentiras de algunas víctimas para conseguir una mayor protección; demasiados hombres que tras varias detenciones han conseguido demostrar su inocencia.
Aquella Ley se consideró un éxito. Varios ya dudamos de su eficacia. Tras prácticamente dos años de su aprobación creo saber que las relaciones sentimentales no pueden nunca encontrar sus respuestas tras las puertas de en un Juzgado.
Esta tarde vuelve a visitarme. Habíamos quedado en iniciar un proceso urgente de separación. Le recomendé cambiar las cerraduras de la casa para evitar que Él entrara en casa mientras dormían; sabía que eso un Juez o la Policía, en breve, se lo iba a recriminar.

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